Sueño con un caso en el futuro [LIBRE] [Partes +18]

OFF: Cualquiera podrá postear aquí, pero antes de comenzar con esta historia es mi deber aclarar un par de cosas.

1. Este tema, o mejor dicho, todos los acontecimientos que acaecerán durante este caso son parte de un sueño que tiene el personaje del user que escribe estas líneas, por lo que si más adelante nos encontramos en un tema On Rol, Aleister sólo tendrá mínimas sospechas de haberlos visto antes, pero no indagará más en el tema, por muy intensa que pueda haber sido la experiencia que tengamos aquí.

2. Este sueño acontecerá en el futuro, exactamente a 6 años después de la fecha de publicación de este tema, es decir, que el día uno de este caso acontecerá exactamente el día 29 de Diciembre del año 2016, por lo que si lo prefieren, para hacer este argumento más interesante, pueden interpretar a sus personajes como si fuesen "6 años más viejos", o con la edad que tienen actualmente, por mi no habrá problema.

Dicho estas cosas, comencemos con este tema ^o^.

ON:
No recuerdo con precisión cómo ni cuándo comenzó todo esto, pero cuando el ruido del teléfono me despertó y miré hacia la calle, noté que era uno de esos días de invierno en los que llueve a cántaros y que por la hora debía ser muy de madrugada, por lo que deduje que deberían ser entre las tres y las cuatro de la mañana.

Fue más o menos a esa hora que el teléfono interrumpió mi sueño diario, aunque no puedo recordar qué fue lo que hice ayer que me dejó con una sensación de estar muy cansado, pero en fin, mientras me colocaba la bata y unas pantuflas que mi hermana Clarice me regaló en mi cumpleaños n° 21, me dirigí de muy buena gana (sarcasmo) al Living Room mientras pensaba a quién demonios se le podría ocurrir llamarme a altas horas de la madrugada. Por lo que al llegar, levanté el auricular y con la mejor disposición contesté con la voz algo cansada diciendo:

¿Aló, buenas noches?

Buenas, ¿hablo con el Sr. Aleister Crowley, Hechicero Investigador Sobrenatural Privado, ex C.S.S.I?

"¿Investigador Privado, yo?" Me pregunté en ese instante. Si bien hacía pocos días que después del incidente con Adam Cross en el castillo, la agencia de la Crime Spiritual Scene Investigators quedara relegada a sólo 2 miembros (Doc Mc Coy y yo), quedándo prácticamente inexistente, jamás había pensado en trabajar de manera independiente... Aún así no sé por qué me dio igual y contesté con normalidad.

Con él habla, ¿en qué puedo ayudarle?

¡Que alegría me da ubicarlo! No sabe en el problema que andamos metidos por acá, sobretodo ahora que mi jefe me mandó llamarlo, ya que necesitamos urgente de sus servicios.

Mientras escuchaba las palabras de mi interlocutor al otro lado de la línea, intenté identificar al tipo para saber algún dato de importancia de mi cliente, sintiéndome por lo menos satisfecho de que me despertaran para algo importante. En eso noté que mi interlocutor, por la gravedad de su voz podría tener entre 28 a 35 años, varón, caucásico y con un "forzado" y entonado acento sudamericano.

¿Podría decirme de qué se trata?

Lamentablemente, por órdenes de mi jefe no puedo decírselo por el teléfono, además de que a pesar del extraño problema que tenemos por aquí tenemos que seguir laburando, y encima de que hay algunos trabajadores que andan con miedo a que les pase algo, ¿y yo que sé, viteh? Pero por cómo lo cuentan parece que el asunto ya no tiene nada de joda, así que guiándonos por algunos contactos de mi jefe dimos con su número de pura casualidad.

Ya veo, entonces, ¿necesitan mi presencia cuanto antes en el lugar?

Exacto, pero desgraciadamente mi jefe es un hombre muy ocupado y yo tampoco voy a poder recibirlo, pero no se preocupe, enviaremos a alguien a contactarse con usted, pero para ello necesita usted venir para acá, Sr. Crowley. Disculpe que le haga esta pregunta, pero, ¿ha estado alguna vez en Buenos Aires, Argentina?

Argentina... nunca antes había estado en un lugar así por mucho que mis antiguos colegas en la agencia me hayan hablado de aquel país como un bonito lugar para vacacionar, aun cuando les hayamos quitado las Malvinas y existan algunos argentinos que estén resentidos con "gringos de mierda", como el inglés que relata personalmente esta historia.

En eso sin querer miré el calendario colgado de la pared y noto algo que llama fijamente mi curiosidad... El calendario maracaba exactamente el día 29 de Diciembre del 2016, ¡exactamente 6 años después del día en que me acosté anoche a dormir! Por lo que supuestamente tendría que fingir que soy un hechicero investigador independiente que tiene su vida normal con tan sólo 27 años, en vez de los 21 que ahora tengo... Reí lleno de ironía al darme cuenta y contesté negativamente a mi interlocutor, a lo cual contestó lleno de alegría, sobradamente tratandome de "tú".

Bueno, he hecho mis averiguaciones y un jet privado te va a estar esperando en el aeropuerto de Londres a las 7:30 AM, por lo que si te apurás estarás aquí más o menos a hora de almuerzo, ¿de acuerdo? Posteriormente tenés que coger un taxi y decíle al chofer que te deje en el barrio de Palermo. Apenas veas el Gigacentro Comercial, te bajás y esperás en la entrada, ahí te cogerá mi contacto, ¿vale?

Asentí de manera cortante y luego de despedirnos colgué el teléfono y me coloqué manos a la obra: me duché, afeité, vestí, preparé mi equipo de investigación y algunos hechizos y partí lo más rápido posible a Londres para coger el avión.

* * *


Llegué al punto de reunión sin novedad, por lo que no demoré mucho en ubicarme en esta ciudad tan grande (aunque comparado con Bombay, es más fácil perderse allá que en este lugar), por lo que usando una vestimenta más ligera, observé a las personas que paseaban tranquilamente porla vía y las que entraban y salían del centro comercial mientras el caluroso sol del verano golpeaba mi albino rostro.

"¿Por qué diablos tuve que olvidar el maldito bloqueador?", pensaba mientras veía pasar los minutos en mi reloj de pulsera, ya que había pasado exactamente media hora desde que llegué y el supuesto contacto que me asignaría el caso aún no se dignaba en aparecer.

Ya estaba empezando a convencerme de que la llamada era una completa broma de mal gusto para traerme a un país que ya estaba empezando a desagradarme, cuando de pronto, sentí que me llamaban por mi nombre y volteando para ver de quien podría tratarse giré mi cabeza en todos los sentidos...

Una chica vestida lijeramente con un hermoso vestido de tirantes en color blanco y un sombrero que le cubria del sol estaba sonriendole dulcemente. Con la mano lebantada esperando encontrarle. El vestido y los zapatos eran lindos y pese a que sus zapatos eran mas bien de tacon con correas no eran cansados. Maldecia por dentro el haber aceptado aquel trabajo...ni siquiera sabia bien para que demonios la habian mandado ahi.

Recibio una llamada temprano, demaciado para su gusto, no entendia muchas cosas, pero trabajo era trabajo, no entendia muchas cosas sobre su "mision", pues en cuanto habia llegado a la oficina le habian dado ropa limpia y mandado por un "ingles resaltante" cuyo nombre era Aleister Crowley. Estaba ahi, esperando que el hombre le mirara. 24 años en cima, y un gran vacio de lo que habia pasado desde sus 18 años hasta los 24 que ahora tenia...pero no era de las que se preocupaban por ello.

En esa fraccion de tiempo recordo aquello: Ella estaba dormida en algun lugar y cuando desperto se encontraba en la mansion yagami, con un sirviente tocando a su puerta anunciando que tenia llamada. Se lebanto torpemente, pues la cama era mas grande. Se dirijio al baño, al cual dio sin saber como coños habia llegado ahi. se labo la cara y al mirarse al espejo dio un tremendo grito. Su cabellera negra ahora tenia un enorme mechon en blanco y sus ojos eran en tono carmin. penso que era una broma pero aun asi no pudo saberlo pues cuando le volvieron a llamar se dirijio al telefono de la habitacion.

Hola?

Señorita yagami? Solicitamos de sus servicios, un jet la estara esperando en el aeropuerto en una hora, por favor, le imploro que llege a tiempo.

que? pero, momento quien habla?

no puedo dar detalles por telefono, tenemso un trabajo para usted, despues de todo, es la pareja perfecta para "nuestro hombre", nadie mejor que el orochi asesino para hacerle compañia

Meft se quedo helada "orochi asesino" colgo el telefono y por alguna razon, mas curiosidad que otra cosa, se dirijio a cambiarse con lo priemro que encontro y se dirijio al aeropuerto, abordo aquel jet y en cuanto llego a su destino una azapata le menciono que un automovil esperaba por ella. No tenia idea de donde estaba, pero eso de "orochi asesino" deseaba descubrirlo.

Cuando se bajo del auto un hombre le dio las ropas y los zapatos que usaria, un bolso con cosmeticos y bronceador, y le dio las instrucciones. El chofer le dijo donde bajarse y ahi estaba, pareciendo una chica enamorada que buscaba a su pareja perdida. No fue dificil dar con ese hombre pues era realmente un ingles resaltante entre tantas personas originarias del lugar donde estaban.

Al ver que aquel hombre giraba su cabeza y no daba con ella camino hacia el, no queria abordarlo y decirle "Hola bine por usted", eso seria mal educado, así que solamente se acerco a el con cautela.

-Aleister Crowley?-

OFF: Disculpa mi laaargo tiempo de inactividad, pero si quieres más detalles acerca de ello, revisa mi tema en "Despedidas", aun así estoy feliz por estar de vuelta ^^.

ON: Volteé repentinamente y me quedé totalmente sorprendido al ver a la linda señorita que tenía enfrente. Realmente esperaba que tratándose de un trabajo de investigación serio mi cliente enviaría a uno de sus hombres a recogerme, pero nunca imaginé que una atractiva neko (por lo que pude reconocer, al trabajar con una en un anterior caso en Australia, pero eso es otra historia) preguntara por mi nombre siendo ella el contacto de que me hablaron.

Intenté entonces respirar hondo para calmar mis repentinos nervios y extendiéndole gentilmente mi mano derecha para estrechársela respondí, en mi habitual acento británico:

Yes, I'm Aleister Crowley. Un placer, señorita, ¿con quien tengo el gusto?

Sabía internamente que sólo hacía esas preguntas para saber un poco más acerca de mi contacto, pero quería llegar al fondo del asunto y saber de una vez de qué se trataría este trabajo, ya que no podía más de la emoción.

-Soy Meft Yagami, un placer- le sonrio dulcemente lebantandose un poco el sombrero para dejarle ver su rostro, sus hermosos ojos carmin y su mechon blanco que caia sobre su rostro de forma coqueta, mientras le ofresia la mano como saludo, mas como camaradas que como lo solian hacer las damas inglesas, depsues de todo ella no era una dama ni una inglesa.

-Me enviaron para acompañarle hasta nuestro destino, el automovil nos espera, por favor acompañeme- sonrio dulcemente mostrandole el camino.

Al llegar al automovil el chofer bajo de el y abrio la puerta para que entraran ambos. La neko entro primero y espero a que el caballero el hiciera compañia, pero desde dentro le dijo en voz calmada y educada -Desconosco los detalles, pero supongo que nuestro bien amigo conductor nos ilustrara sobre lo que tenemos que hacer-

Lo siento, pero tengo órdenes de llevarlos donde el señor, él les explicará todo. Dijo entonces el chofer, en su habitual acento argentino.

A medida de que el chofer avanzaba por las calles del barrio de Palermo me sentía cada vez más nervioso. Intenté distraerme un poco leyendo unas cuantas páginas de mi grimorio favorito, el que por una casualidad recordé haberlo dejado en un bolsillo de mi túnica, pero producto de la mala calidad de la carretera y el continuo tambaleo, no pude concentrarme ni nada, por lo que pensé que sería buena idea meterle algo de conversación a mi "camarada" para conocer algún que otro detalle sobre su persona.

Pues bien, Meft... al parecer por su apellido, podría deducir que es usted japonesa, ¿no?

-asi es my lord, soy la unica sobreviviente del clan yagami...mi padre esta desaparecido asi que me que eso me convierte en la unica heredera de mi clan- le dijo mientras se quitaba el sombrero y dejaba ver su apariencia natural, una hermosa y larga cabellera negra con orejas de gato. y su mechon blanco, Aun desconoce muchso detalles de por que sus ojos cambiaron de color, de por que su cabello luce asi ahora, con ese mechon blanco, pero esta mas decidida a saber por que la contrataron.

Señalo sus orejas- Estas son herencia d emi madre, una neko, como ve soy hibrida o algo asi-le sonrio dulcemente - la verdad yo desconosco los detalles como ya le mencione anteriormente...pero espero nuestro jefe nos deje todo en claro...- dijo, pese a que se veia tranquila mantenia la alerta, desconocia quen le habia contratado, y en su oficio el estar siemrpe alerta podia salvarte al vida, por lo cual sus orejas giraban cual antenas parabolicas a cualquier ruido extraño que escuchaba en el camino.

El Clan Yagami... ahora entendía por qué Meft se veía tan... exótica de alguna manera. Pero no quise darle muchas vueltas al asunto, sobretodo cuando estuve a punto de preguntar en son de broma pesada una estupidez como: "Disculpa, pero no es por ofender, pero... ¿Acaso tu padre era zoofílico?", por lo que sacudí la cabeza violentamente y callé, ya que no era nada propio de mi faltarle el respeto a las damas, y mucho menos con una broma tan cuel como esa tratándose de una neko.

Ya veo... Me limité a decir con un laconismo y frialdad típica en mí. Y a decir verdad, yo también espero lo mismo.

Finalmente después de unos cuantos minutos el coche se detuvo en un gigantesco rascacielos, que a juzgar por parecer construido hace unos pocos años, tenía toda la apariencia de ser un imponente edificio corporativo de uno de esos poderosos magnates argentinos que casi nunca se veían en mi época. El chofer abrió la puerta sigilosamente mirando hacia ambos lados, como si estuviera tratando de percatarse de que nadie nos viese y posteriormente nos llevó hasta la entrada, donde dos agentes de seguridad bien trajeados nos recibieron haciendo antes una inclinación de cabeza.

Entramos entonces en el edificio, avanzando por un enorme y amplio vestíbulo muy bien decorado al estilo americano. Uno de los guardias saludó al encargado de la portería con un "¡Hola, viteh!" y luego nos quedamos esperando un par de minutos esperando a la salida de una hilera de ascensores (perdimos algunos segundos porque los guardias se pusieron a discutir acerca de en cuál piso estaba el jefe y cuál ascensor servía, uno dijo que la oficina estaba en el piso 38, por lo que debíamos tomar los ascensores de pisos pares) y subimos a uno que se abrió a nuestra derecha.

Dentro pude notar la maravillosa amplitud y bien construido del ascensor, haciéndome pensar por un momento que estába en New York o algo parecido, sobretodo cuando la agradable música del ascensor (Sinatra cantando "I Got you Under my Skin) me hacía olvidar un poco mi nerviosismo.

Deduzco que su jefe es un hombre de negocios bastante ocupado, ¿no? Comenté mientras comenzábamos el ascenso por el edificio y así romper un poco el silencio, aunque desafortunadamente para mí, los guardias ni siquiera me miraron y permanecieron en silencio.

le miro y noto que se abstenia de comentarios era buena leyendo los gestos faciales, gajes del oficio como decia su maestro, tal vez en su cabeza venia la idea de como un yagami habia tenido como decendiente una neko, asi que procedio a decirle, asi fuese esa su idea o no.
-Mi padre era un gran peleador, pero un dia abuso demaciado del alcohol...por desgracia ese dia mi madre trabajo en la limpieza de la casa yagami...y al estar enfadado y alcolizado, vio a mi madre y la violo y vuala, heme aqui- menciono al momento que se ponia de nuevo su sombrero para ocultar su rostro bajo la sombra de este- ella murio cuando yo naci, su vida fue nesesaria para que la mia continuara...mas por el poder que poseo...pero bueno, desde mi nacimiento he visto a mi padre solo dos veces y ya ve, ahora soy el unico miembro del clan yagami con vida o de paradero conocido que existe en el mundo- dijo para lebantar la vista y mirar que aun faltaban 5 pisos para llegar al piso deseado.

Los guardias no podian escuchar esto, pues era un tono de voz que utilizo bastante suabe, solo para que llegara a los oidos de su compañero ingles.
De repente se acerco a uno de los trajeados hombres y procedio a hacerle una pregunta

-Y que tal que el jefe no este en ese piso? solo espero que no me hagan perder el tiempo- dijo para alejarse y notar que los guardias seguian mudos. Suspiro y se acerco de nueva cuenta a su acompañante.
-Al parecer estos si que saben lo de infomracion confidencial- menciono para mirarle de reojo y quedarse callada.

Escuché la historia de Meft con total atención, sin decir una sola palabra, pero con una amable sonrisa en mi boca. Posteriormente, luego de la reacción de los guardias al no decir nada no pude evitar soltar una suave carcajada al escuchar el comentario que ela hizo sobre la "información confidencial".

Finalmente el ascensor se abrió y los guardias nos hicieron una brusca seña para que los siguiéramos a través de un amplio pasillo elegantemente decorado con cuadros de la época de la dictadura del general Perón, con finos acabados en el techo, los zócalos y los marcos de las ventanas con rojas cortinas, al igual que las paredes y la larga alfombra que cubría el piso de madera tambien eran rojas. Por un momento creí que estaba entrando a uno de esos cines de la época antigua o a un antiguo y conocido burdel de la época de oro del tango.

Llegamos hasta el fondo del pasillo donde una puerta gruesa de roble empellinado cubierta de barniz caoba permanecía cerrada frente a nosotros. Uno de los guardias golpeó la puerta y luego de que una voz que me pareció familiar respondió "Pasen" nos encontramos dentro de una amplia y ordenada oficina, con una redonda y grande alfombra con el símbolo de la empresa "Sociedad Petrolífera Santos y Cía. Ltda", una pequeña mesa donde estaba sentado un varón de unos 35 años, formalmente vestido que se levantó a recibirnos y en el centro, un poco más atrás un anciano de unos 70 años algo robusto y de aspecto taciturno que estaba feliz de la vida escuchando y tarareando "La Cumparsita" desde un viejo tocadiscos.

¡Mister Crowley, Señorita Yagami, qué agrado de tenerlos acá! Exclamó el hombre que se levantó a recibirnos. ¡Tengo el agrado de darles cordialmente la bienvenida a Buenos Aires, Argentina, che!

[color=yellow]Retiráte, Ferchu.[color] Dijo entonces el anciano del tocadiscos, al mismo tiempo que se ponía de pie y se dirigía a estrecharnos la mano a Meft y a mí. Noté que tenía la voz grave y algo tensa. Y cuidá tus modales, que estos señores son de calidad excepcional. Bueno, tengan la amabilidad de tomar asiento, soy Agustín Santos, presidente de la Sociedad Pertolífera Santos y Compañía Limitada, es un gusto poder contar con ustedes para este trabajo.

Meft escucho la leve risa de su compañero, eso era bueno, el tipo tenia buen humor, algo necesario en su trabajo.
Cuando llegaron tb admiro la decoracion, algo sobrecargada y caprichosa a su pensar.
Una vez dentro el hombre le estrecho la mano, para lo que ella sonrio dulcemente y asintio con un "encantada" a su estrechon de manos.
Estubieron frente a frente a aquel hombre, asi que decidio preguntarle el por que le habia pedido a ella trabajar para el.

-Un placer conocerle al fin Santos sama, pero...tengo una pregunta- le miro y educadamente y con una amable sonrisa se quito el sombrero para sostenerlo con ambas manos- si no es descortes o molestia, podria decirme el por que me ha llmado a mi para ayudar al señor Aleister? Por lo que tengo entendido el es un gran ajente y supongo podria solo con el trabajo...-

Ella tenia muchas dudas. Lo que Meft no sabia era que en ese hueco de tiempo su fama como asesina se habia extendido, ya no era mercenaria, ahora era "la asesina de la lista negra" Una mujer a la cual acudian los hombres apra asesinar a sus enemigos, pero ella era demaciado selectiva, solo elejia los trabajos que le dieran diversion, entretenimiento y mas aun con una buena causa, no era asesina a sueldo del todo, si la razon para el asesinato era buena y bien justificada aceptaba.
Dentro de esos años vacios en su cabeza logro dominar el 100% de su poder, lo cual le adjudico aquel mechon blanco en sus cabellos y le volvieron sus ojos a tono carmesí, no los usaba de igual manera, solo que estubiera desesperada, ya que cada que usaba ese poder divino quedaba en coma durante vario tiempo para que su cuerpo se recuperara de los daños causados por aquel exesivo poder en su frajil cuerpo femenino. Dentro del mercado negro y de las corporaciones poderosas se le contactaba con la palabra "orochi asesino" debido al origen de sus poderes.

Estaba esperando esa pregunta, Señorita Yagami, pero prefiero que tome asiento mientras le explico todo desde el principio. Dijo entonces el Sr. Santos, noté que el asunto del cual iba a hablar era algo serio, a pesar de que el tipo se veía preocupado y algo nervioso. Luego de ofrecernos a los dos un habano, el cual rechacé porque no fumo, prosiguió diciendo: Se trata de lo siguiente, hace cuestión de dos meses atrás inauguramos un yacimiento nuevo en las afueras de Salta, una bella ciudad ubicada en la pampa nortina de Argentina, ¿lo conocen? Bueno, la cosa es que en un principio todo funcionaba bastante bien, cuando de pronto al gerente de recursos humanos el cual despedí la semana pasada se le ocurrió contratar a lugareños para que laburasen en el lugar.

El yacimiento curiosamente se encuentra junto a una mina de plata abandonada desde el tiempo de los indígenas que pasaron por la zona hace miles de años atrás, y supe que de vez en cuando los obreros pertenecientes a la zona aprovechaban las horas libres del laburo para darse uno que otro paseíto por la entrada, ¿viteh? Pero de pronto ocurrió algo que a todos nos llamó mucho la atención y es por eso que pensé en llamarlo a usted primero, Mister Crowley.

¿Qué ocurrió? Pregunté lleno de interés y demostrando estar atento a cada una de sus palabras.

No llevábamos ni cinco días desde que contratámos a los obreros y de pronto uno a uno comenzaron a desaparecer de maneras muy misteriosas, sin dejar huella alguna ni señales, ni nada. Fue entonces cuando en Salta empezó a correr el rumor de que habían espíritus malignos en el lugar que se llevaban las almas de todas las personas que entraban en la mina de plata, pero hasta entonces pensábamos que eran puros cuentos de viejas locas para asustar a los críos.

Pero eso no es todo... A los dos días despues de la ultima desaparición que ocurrió la semana pasada, me informaron que el gerente de recursos humanos que despedí fue por su propia cuenta a investigar lo que pasaba en la mina. No supimos nada de él en cosa de tres días pero una noche volvió totalmente fuera de sí, desnudo, con los ojos en blanco, apenas respirando y diciendo frases ininteligibles acompañadas de la frase: "¡Lo vi, carajo, lo vi!"... además que lo que más nos asustó a todos, fue esta marca que encontramos en su cuerpo.

Me acerqué un poco más al escritorio mientras el señor santos nos dejaba una inmensa fotografía de la espalda del sujeto, cuya imagen hizo que se me colocaran los pelos de punta. Era un sello demoníaco, el cual me era bastante familiar, sólo que no recordaba dónde lo había visto...



Muy curioso sello... Comenté.

Fue por eso que comenzamos a creer en el rumor de la existencia del demonio del que hablan los lugareños... Y tambien fue por eso que decidimos llamarla a usted tambien, "Orochi Asesino", nos llegó información acerca de que usted cazó muchos demonios años atrás y estoy dispuesto a pagar merecidamente por sus servicios...

Ahora para terminar, la misión es bien simple, sólo quiero que vayan a Salta, investiguen lo sucedido en el lugar sobre qué pasó con los obreros desaparecidos y si el rumor del demonio es cierto, lo eliminen, por favor... ¿Me ayudarán?

Pensé mi respuesta por unos segundos... el caso se veía interesante, y ese sello me llamaba mucho la atención... aunque quería esperar antes la respuesta de Meft, aludiendo a mi cortesía.

Meft rechazo amablemente el abano, no fumaba, pero no era eso, mas bien un abano para ella, aunque fumase, no era algo muy correcto de fumar por una mujer con las ropas que traia puestas.

No comento nada, solo escucho atentamente las explicaciones. Se puso de pie y miro el sello, su carne se erizo, jamas lo habia visto, pero aun asi sabia que no era nada bueno. Trago un poco de saliba, al enfrentarse a tantos seres sobrenaturales sabia que sus instintos jamas le fallaban, tal vez esta vez solo estaban alerta.
Despues de esto vino la explicacion de por que llamarle. Ella asintio, el caso se vei algo feo, pero si un demonio estaba involucrado no podia dejarlo pasar, quien sabe si als demas victimas estaban con vida o ya habian sido devoradas por algun demonio o varios de ellos, o peor aun, sacrificadas a el o ellos, si era asi sus almas no podrian descansar, pues es bien sabido que el cuerpo es consumido por los demonios, pero el alma queda atrapada entre los planos mortal y espiritual hasta ser liberados.

Despues de unos segundo de cilencio al ver el sello al fin pronuncio palabras.
-Acepto....si hay un demonio metido en esto no puedo haceerme de la vista gorda...ademas entre si son solo fanaticos de una secta o demonios de verdad no puedo quedarme de manos cruzadas....-
menciono para pensar inmediatamente- dijo que lo vio....esto no me hace sentirme muy tranquila que digamos...-
-solo queda ver que dice Alister san, en mi caso solo queda prguntarle una cosa, cuando partimos hacia el lugar de lso hechos?-

Justo despues de oír la pregunta de Meft y de que yo diera mi aprobación al caso con un ligero movimiento de cabeza, un teléfono celular sonó. El señor Santos se giró hacia un cajón de su escritorio buscando el suyo pero luego de notar que no era su celular el que sonaba, nos miró extrañado a los dos. De pronto sentí algo que vibraba en uno de mis bolsillos, metí sigilosamente mi mano y noté que había un celular último modelo con modo de videollamada activado (aún no recuerdo cómo llegó ese teléfono ahí), le dirigí una seña a los presentes y contesté activando los altavoces, quien sabe, lo que me dirían sería útil.

Con que estás algo complicado y dudoso, ¿eh? Dijo la persona al otro lado del teléfono, tenía la apariencia de un niño de seis años que hablaba fluidamente como si tuviera trece, la habitación en la que se encontraba estaba rodeada de computadoras, jueguitos de química y televisores en los que se veían imágenes de cámaras de seguridad. Pues no te preocupes, aquí está tu querido BR para ayudarte, mi "Cámara Mosca" vio que tienes un problema con un sello, ¿no? ¿Déjame verlo, porfis?.

Al escuchar la petición del niño llamado BR me encogí de hombros mirando al resto de presentes y no tuve más opción de colocar el teléfono en posición a la foto, para que tomara las capturas necesarias.

Wooow, es un sello bastante extraño, dame unos minutos para analizarlo a ver si encuentro algún dato útil en el registro... ¡Oh, oh... Me lo temía! Este sello es ni más ni menos que Magia Salomónica... Se trata del Sello de Caspiel.

¿Caspiel? El que aparece en el tercer libro del "Clavícula Salomonis Regis", ¿no es así?

El mismo... veo que aún mantienes fresca tu memoria mágica, heheh. Ok, si te sirve de ayuda, te mandaré el resto de la información cuando llegues a Salta, busca un PC cerca y la información se imprimirá automáticamente, ¿de acuerdo?

Ok... Gracias por tu ayuda, BR.

Heheh, siempre es un placer ayudarte en tu trabajo, PAPÁ. ¡Adiós!

Luego de cortar el teléfono me quedé mirando atónito el piso... ¿En siete años fui capaz de conocer a una mujer a pesar de no estar acostumbrado a convivir con ellas e incluso tener un hijo que ahora es un genio de las computadoras? El tiempo no ha sido capaz de perdonar a nadie...

Bueno... luego de estos imprevistos supongo que podremos continuar. Dijo entonces el señor Santos, tratando de amainar la situación al mismo tiempo que nos entregaba a Meft y a mí un par de boletos de tren y una especie de tarjeta de color dorado. Me encargué de comprarles todo lo necesario, partirán a Salta mañana en el tren de las dos y media; mientras tanto disfruten de las maravillas de Buenos Aires y descansen. La tarjeta dorada que les dí es el pase para que se alojen en la Suite Presidencial del hotel NeoPalermo, el mejor de la ciudad. Les deseo la mejor suerte de todas.

Me despedí del señor Santos haciendo una reverencia y mientras un par de guardias se acercaban para conducirnos a la salida, le extendí caballerosamente mi mano a Meft para que se levantara.

ella tomo la mano de el con educacion y se puso de pie para regalarle una sutil y calida sonrisa, llena de felicidad. Ahora mas que nunca se preocuparia por cuidarle las espaldas a su compañero, no era que lo nesesitara,a simple vista se veia que Alister era el tipo de hombre se cuidaba solito, pero no deseaba que le pasara nada, por su hijo.

-Vamos...estoy ansiosa de ver la...momento...- de repente se detubo- Santos sama, usted menciono...Suite presidencial no es asi?- un sonrojo invadio su rostro muy evidentemente- quiere decir que ambos...dormiremos en la misma habitacion?- pregunto, se notaba algo apenada, pero trato de hacerlo de forma sutil.
No era que desconfiara de al, al contrario, se veia todo un caballero, ella se conocia, y esperaba que en el hueco de su memoria no hubiera empeorado en ese aspecto. Al ser una neko tena un libido tan grande como el de las mitologicas ninfas, por lo cual cuando tenia oportunidad y las cosas se daban, sin que ella lo quisiera, terminaba acostandose con alguien, bueno, en realidad no habia pasado, pero siemrpe terminaban en posiciones indecorosas y tocandose, hasta donde recordaba no habia llegado mas lejos que eso.

-Bueno- tosio un poco cubriendo su voca.- lamento mi comportameinto, soy una profesional, me deje llevar por mi lado femenino, lo siento, Espero no tenga problemas en compartir cama con migo Aleister sama- dijo de forma educada y lo mas respetable posible para que no se sobre entendiera su comentario.

Cuando menos lo penso ya estaban de vuelta en aquel pasillo escoltados por los guardias.

-Digame Aleister sama...- estaba a punto de preguntarle sobre su hijo pero...no fraternizar era una regla del mercenario...entonces...por que tenia tanti interees en saber sobre los sentimientos de Aleister?....Bueno eso era facil, ella siemrpe habia deseado una familia mas que nada en el mundo....pero al parecer a la fecha era un sueño inalcanzable.
Despues de callar unos segundos que en su mente fueron eternos nego con la cabeza- no nada, perdone, creo que seria irrespetuoso de mi parte preguntarle sobre eso- le sonrio y sigio caminado.

Avanzábamos rápidamente por el pasillo acompañados por los guardias en dirección al ascensor mientras escuché la pregunta de Meft. Al parecer ella estaba igual de nerviosa e incómoda que yo por el hecho de que tendríamos que compartir la habitación... Y eso que el que no está acostumbrado a convivir con mujeres soy yo.

Sabía que por regla los mercenarios no se involucraban demasiado en la vida personal de las demás personas con la que trabajan, no por nada trabajé con muchos de ellos en casos anteriores, pero como por su expresión facial la noté tan interesada en saber algo más sobre mí, luego de atravesar la puerta del ascensor y escuchar su pregunta, suspiré lentamente y le dije con toda sinceridad:

Es sobre Billy Redmond Crowley, ¿no es así? Al decir eso me quedé netamente atónito y empalidecí por unos segundos. Se supone que ni recordaba de dónde había salido este muchachito y ni siquiera recuerdo si es que en los siete años que pasaron contraje matrimonio con alguien... ¿Cómo es que entonces recordaba el nombre y el apodo que coloquialmente le coloqué a "Mi Hijo"?

Fue por eso que no tuve más opción que contarle los datos que sabía hasta el momento, pero en voz baja, casi como en un susurro, para que los guardias no sospechasen nada.

-yo...- meft no pudo decir mas, no era muy dada a dejar de fraternisar con las personas. -Le parece sis eguimos hablando en el hotel o en otro lugar? No me gusta estar presionada, ademas nuestros amigos no deben por que enterarse de nuestras vidas, eso es nuestra informacion confidencial no cree?- pregunto ocultando su triste mirada bajo la sombra de su sombrero.
-siempre sola ha?- siempre sola, eso era la maldicion de los yagami, pero aun asi, sentia ganas de llorar, el pensar que nadie estaba esperandola en casa, que no habia un marido trabajando por ahi mientras ella tambien lo hacia, unos abuelos comprensivos que cuidaran de los nietos...eso la entristecia....24 años de edad y ni siquiera habia indicios en su vida de un matrimonio o de un amorio, miro su mano, donde se supone deberia estar el anillo y no habia nada, ni sortija, ni alianza...nada. Suspiro, pero en la mente tenia ya una cosa muy presente, protejeria a ese hombre aunque le costara la vida, ella no tenia a nadie a quien preocupar, en cambio el, tenia familia, esposa tal vez, y un hijo...realmente no dejaria morir a ese hombre.

-Perdone mi comportamiento....es solo que no he estado en una habitacion con un hombre en 6 años...bueno ni antes de eso- sonrio- el unico hombre con el que domrmia era un buen amigo, cuando yo tenia6 años el tenia 12- dijo disculpandose.

El elevador llego esta vez mas rapido a la planta baja que cuando subian. Los escoltaron afuera y el charro estaba esperandolos. El chofer habrio la puerta esperandoles para que entraran. Meft simplemente asintio con educacion - espero no le moleste si antes vamos a hacer unas compras- pregunto la chica esperando que aquel ingles se lo permitiera- o si lo desea puedo hacerlo sola despues -le regalo una sonrisa, a diferencia de todos los demas mercenarios, ella era muy diferente, no era fria, ni finjida, su sonrisa era natural, su actitud fluida, y su aura no era amenazadoa ni estaba siempre en alerta.

Entro al automovil esperando aquel hombre entrara, se quito el sombrero y suspiro levemente - me pregunto que estara haciendo ella...cuando la conoci estaba llorando....cierto...este ,mes es vispera de su cumpleaños nuevamente- sonrio recordando a una mujer con la cual habia pasado variso años, no en pareja, sino en amistad, una hermosa Brua curandera de negros cabellos que conocio en un parque mientras esta lloraba por la falta de compañia. -Lo lamento...creo que este año no podre estar en tu cumpleaños- dijo para seguir mirando hacia afuera.

Meft tenía la razón por lo que guardé silencio y salimos al exterior sin rechistar.

No te preocupes, Meft... Te entiendo. Contesté cuando ya estábamos los dos solos en la calle. Yo tambien he estado mucho tiempo sólo... Desde mi niñez cuando supe que tenía aptitudes para la magia, me quedé encerrado en mi casa de por vida sin tener mucho contacto con personas, especialmente mujeres, sólo mi hermana mayor Clarice hablaba conmigo una vez a las quinientas... Entonces entré a la C.S.S.I. y las pocas mujeres con las que compartí sólo eran clientes con las que no debía involucrarme demasiado... Pero lo malo es que no recuerdo cómo es que BR es mi hijo... y si alguna vez estuve casado...

Callé nuevamente y una vez que Meft me propuso salir a hacer algunas compras asentí con una amable sonrisa, despues de todo, tendríamos todo el resto del día para recorrer y disfrutar de este Buenos Aires tan futurista.

-Clarice???!!-,Meft se quedo pasmada, habia pasado el dia anterior a amnecer a este con clarice, segun recordaba era su cumpleaños, ahora entendia por que habia susurrado lo de su cumpleaños.
-asi que hermanos, quien diria que por el era por quien lloraba...tal vez el nisiquiera sabe lo mucho que le hace falta a su hermana....o tal vez si pero sus razones tendra-

Ante aquel comentario de aleister sobre ese vacio de seis años le miro, le pasaba exactamente lo mismo que a ella.
El chofer puso en marcha el automovil, rumbo a uno de los centros comerciales mas cercanos al lugar.

-pense que era la unica con ese problema...-dijo par mirarle. -la verdd no recuerdo nada de los ultimos 6 años de mi vida.....no se si esty casada, si tengo aalguien en mi vida, si tengo hijos..pero bueno en mi no afecta tanto, despues de todo soy el orochi, y todo aquel que se relacione con migo sufrira de la misma maldicion que yo, creo...bueno no hablemos de eso, le parece si tratamos algo sobre nuestra mision?- le miro a los ojos.
-Segun escuche de su hijo, ese sello es de magia salomonica o algo asi, asi que sumo que nos enfrentaremos contra algo bastante fuerte y peligroso en varios aspectos. La verdad cuando lo vi se me erizo la piel, pocas veces un sello demoniaco me hace sentir asi-

De hecho, personalmente en varios casos tuve que valerme de información que sólo los espíritus de la magia salómonica conocen... Normalmente la mayoría se utilizan para causas razonables, sean buenas o malas... Pero nunca supe de un caso en el que se utilizase con un fin tan... extraño... Parece argumento de película de terror.

Estaba siendo sincero con ella... por que a pesar de que BR me había dicho donde aparecia ese sello, aun no recordaba haberlo visto.

-ya veo, creo que tendremos que confiar en su hijo, asi que mejor nos preocupamos de eso despues.- menciono con una sonrisa.

El auto se detubo y meft abrio la puerta -no me tardare, si gusta esperarme volvere pronto, le parece? o prefiere acompañarme?-
pregunto para salir del automovil. Despues ella miro el centro comercial y sonrio.
-Que dice, opino que deveriamos conocernos un poco mas, hablar de nosotros, en lo personal no me molestaria decirle lo que desee de mi, siempre y cuando lo recuerde- dijo sonriendole dulcemente- tal vez eso le deposite confianza y podamos trabajar mejor, despues de todo, que es una sociedad sin confianza?- dijo sonriendole.

Asentí, ya que en cierto modo tenía razón.

Nos bajamos del automóvil y nos pusimos a caminar por alrededor del enorme centro comercial. La gente al pasar me miraba bastante extrañado, ya que no estaban acostumbrados al parecer a ver a un hombre vestido con una túnica oscura, aunque eso no me importaba ya que la Neko era quien más llamaba la atención (al menos eso creía).

Seguí entonces caminando al lado de ella, ignorando las miradas de los transeúntes hasta detenerme en un escaparate de una tienda que llamó mi atención por unos momentos: Le Viander Libros Antiguos. Pero me detuve especialmente para ver uno de esos libros que me llamó la atención.

Ars Magna Thelema... por Aleister Crowley. Sabía que mi tatarabuelo fue conocido con ese nombre y que escribió muchos libros, pero jamás oí acerca de un libro con ese título... a no ser que...

-pasa algo?- pregunto la neko regresando y acercandose a el, de repente su mirada se fijo en ese libro y le pregunto - lo habra escrito el?- ella lo miraba y se preguntaba que podria contener asi que para sacarse la duda solo tenia una cosa por hacer.
Entro a la libreria y lo compro. Al salir de ella le dio el libro a Aleister. -Tome, tal vez le ayude a recordar...- le regalo una sonrisa y se dio prisa a caminar para entrar a vaias tiendas de ropa en cuestion de cinco minutos, y salir cargada de bolsas.

Llego de nuevo con Aliester -bueno solo me falta comprar zapatos- sin esperarle entro a varias zapaterias y salio cargada de mas bolsas, las cuales hizo que el chofer llebara hasta el coche.
-Bueno, yo ya tengo lo que nesesito, hacemos algo antes de ir al hotel?...mmm podemos tomar el te si gusta- volteo a ver un reloj de la plaza y noto que la hora del te para los ingleses aun no llegaba, asi que sonrio apenada y se dispuso a caminar a un lado de Aliester, ciertamente con esas ropas ambos llamaban la atencion, por suerte la gente se acostumbro rapido a sus presencias y les perdieron el interes rapidamente.

Entre confundido y sorprendido recibo el libro que probablemente yo había escrito y así era... ya que en la contratapa de éste había una foto mía bebiendo café como acostumbraba hacer... Me lo guardé en el bolsillo de la hombrera sin decir nada, quizá ya me sería útil más adelante.

Luego hicimos una seguidilla por todas las tiendas habidas y por haber, jamás imaginé que aquella muchacha tuviese un espíritu de consumismo elevado, o quizá sea porque le gusta verse bien durante las misiones. Una vez que cargamos todo en el automóvil recordé una cosa totalmente irrelevante para esta historia, pero que de no ser porque es algo importante para mí, no podría ver.

¡Ah, que tonto soy! ¿Podrías acompañarme a la óptica más cercana? Quiero que le revisen el marco a mis anteojos.

Esto es algo que siempre ahgo antes de cada misión, ya que como soy miope me aseguró de que me dejen el marco y los cristales bien colocados para que no se suelten ni se rompan mis anteojos en un momento crucial. Afortunadamente no nos demoramos mucho a pesar de que habían tres personas antes que yo.

Cuando Meft me propuso salir a tomar el té, mire el reloj... eran casi las cinco, asentí pensando en que no sería mala idea hacerlo en el restaurante-cafetería que habría en el hotel, así nos acostumbraríamos al ambiente de allí. Y una vez que le propuse mi idea añadí:

Pero te diré una sola cosa... y no te vayas a burlar de mí por esto. Soy uno de los poquísimos ingleses que mil veces preferirían tomarse un Café Colombiano que un té Whittard.

Al menos una de mis excentricidades (como la de que detesto el té) tenía que confesarle...

Acompaño al hombre a su encargo, se sonrojo lebemente, dios se veia tan jodidamente sexy sin anteojos, claro no negaba que con ellos tb se veia atractivo asi que mientras le entregaban sus lentes ella hizo por ver otras cosas.

despues de ahi encontro atractiva la invitacion del ingles, y al oirle declararse de ese modo sonrio amablemente mientras regresaban al automovil.
-Sabe pese a que me gusta el cafe, solo lo tomo con leche- se sonrojo- puede sonar infantil, pero el cafe negro se me hace algo amargo-
el chofer les abria la puerta para que ambos subierna. Despues de eso el choche emprendio camino hacia el hotel.

Una vez llegado al hotel el chofer dio las compras de la señorita al botones y abrio la puerta para que ambos salieran.

-Un placer servirles, el botones les llevara a su habitacion, disfruten su estancia- dijo amablemente el chofer para subir al auto y retirarse.

Meft se estiro y miro a su alrrededor.- mmm me pregunto donde estara la cafeteria?- pregunto mientras miraba a Aleister y esperaba que el hombre supira como dar con ese lugar.

De repente el botonoes les mostro una llave de la habitacion y en esta venia el numero de la habitacion, les dio indicaciones del piso donde e hubicaba y anuncio que las maletas se dejarian en la habitacion.

-Espero usted y su esposo tengan una estadia agradable en nuestro hotel- dijo el joven bonotes para entregarle la llave al ingles peliblanco.

-Esposos?!! que cosas hizo ese vejete? Acaso nos registro como pareja?!!- -Oh gracias- dijo mientras le sonrio de buena manera al chico, pero se veia algo enojada.

-Buen trabajo, toma- saco dinero y le dio una uy buena propina al chicho
- disculpa, antes de que te retires, donde queda el cafe o restaurant del hotel?- pregunto para que el botones les indicara que se encontraba pasando la recepcion, en el area de las picinas, asi que meft se dispuso a caminar y tomo del brazo al hombre para llegar hasta el restaurant. Cuando se dio cuenta de ello ya estaban en la mesa, pese a ser mercenaria era bastante tranparente en sus emociones fuera de las misiones.

-ohh perdon!- movio las manos apenada al soltarse del peliblanco- lo siento!! de verdad perdoneme!- tomo asiento rapidamente.

-Eres una tonta!! ahora pensara que eres atolondrada y no confiara en ti para esta mision....- suspiro mientras la mesera les daba la carta, ella la tomo con delicadeza y abriendola oculto su rostro en el- odio que me pase esto!!-

Perfecto, pues un "Coffee Milk" para los dos, ¿O prefieres un Milkshake con unas galletas y unos panquecitos, Meft? Le respondí entonces, tratando de darle más ideas y de ser algo más simpático con ella.

Luego cuando llegamos al hotel, también me quedé sorprendido cuando el botones, desubicado como todos en su mayoría, creyó que eramos pareja. Me sonrojé un poco, pero como desgraciadamente soy albino se notó bastante, y aún más cuando muy confianzudamente me agarró del brazo y se apresuró a llevarme hasta la cafetería.

No te preocupes, Mefy. Dije, dedicándole una comprensiva sonrisa que cualquiera podría haber encontrado demasiado atrayente. En casos como éste debemos tener la más absluta discreción, por lo que debemos dejar que el resto piense lo que quiera.

Minutos después la mesera nos entregó la carta y vi que Meft se ocultaba el rostro tras ella, con la cara roja como un tomate de la verguenza. Con un amable gesto de mi parte le tomé suavemente la mano para que no se preocupara.

¿Y bien, Meft, ya te decidiste?