Cita por tu feliz retorno [+18] (Priv. Moka)

Habíamos acordado pasar el "día" juntos Moka y yo luego de enterarme de su regreso después de un largo tiempo de letargo vampírico, cosa que al enterarme de manera sorpresiva, me llenó de felicidad.

Mi querida Moka... luego de pasar tan cortos, pero gratos momentos juntos, finalmente, en una noche tan bella y estrellada como esta (le dije que mejor nos viésemos en la noche, ya que disfrutaría más de su presencia en esas horas) tendría la oportunidad de verla, felicitarla por su regreso, el cual con ansias esperé y quien sabe, pasar un buen rato juntos.

Es por eso que aprovechando estos días libres en los que no tenía casos por resolver, decidí alquilar la mejor habitación del mejor hotel en Tokyo (para que a ella le quedase más cerca) y esperarla en la entrada. Son las 22:55, y quedé de verla a las 23:00 hrs. Me encuentro algo ansioso, pero al volver a acomodarme la túnica la cual hacía denotar la muy elegante apariencia de mi persona me relajé un poco.

Era mi primera cita romántica en toda mi vida, y nada ni nadie la podría arruinar.

Sentí repentinamente el abrazo de mi querida moka y sonreí, volteé entonces para verla y noté que estaba llorando sangre, se veía tan abrumada después de tanto tiempo sin saber nada de ella, que la abracé cariñosamente dándole suaves palmaditas en la espalda para que se calmase, luego miré nuevamente su rostro y sequé suavemente sus lágrimas con el dorso de mi mano derecha.

Yo tambien te extrañé muchísimo, Moka... Pero ahora ya no hay razón para llorar, porque estás conmigo. Una vez que acabé de limpiar sus ojos y mejillas, saqué un pañuelo desechable y luego de limpiar mi mano rápidamente, lo tiré a un basurero cercano. Ahora tranquilízate y sonríe, mi amor. Deja que esta bella noche ilumine tu alegría.

Posteriormente le extendí mi brazo izquierdo y tomándola por el costado la invité gentilmente a pasar. Dentro del hotel tenía todo preparado: una elegante cena, un mágico baile y después, que sea lo que Moka quisiese...

Moka... Le susurré al oído mientras nos acercábamos hacia el salón principal del hotel y nos dirigíamos a la mesa que reservé para los dos. Esta noche voy a sorprenderte...

Tomamos asiento en la mesa que reservé previamente, ésta estaba ubicada en el centro del salón de eventos, lo más cercano posible al escenario y a la pista de baile. La idea que tenía era que Moka debía tener una vista completamente perfecta hacia las ventanas del exterior, la pista de baile y el escenario donde ahora tocaban unos excelentes músicos una magnífica pieza orquestada de una canción de The Beatles para hacer algo ameno el ambiente.

Ahora prepárate, querida mía... Le dije en voz baja mientras llamaba al garzón con una seña y éste se dirigía apresuradamente a atendernos. Vamos a disfrutar de esta agradable cena y recordar los alegres momentos de la vida. Pide lo que quieras.

Luego de eso le guiñé un ojo en señal de confianza y le pedí al garzón que para empezar de entrada trajese dos Primaveras (sin licor, ya que aún no quería empezar por algo fuerte, e ignoraba si Moka bebía alcohol a su edad).