La Cabaña de la Brujita [Libre]

Día completamente normal en mi cabaña en este bosque lleno de magia y poderosa naturaleza como es el de mi natal Manchester. Y recién anoche terminé de preparar todos mis ingredientes y frasquitos para comenzar con un pequeño negocio. Luego de hablarlo ayer con mi hermanito Aleister, pensé que mis dones como Bruja Curandera servirían para algo y luego de colocar un aviso en la ciudad y de conseguirme una modesta vitrina, dejé todo preparado para recibir a la primera persona que con todo su corazón desee llevarse una poción milagrosa, o una cura para sus dolores, o simplemente disfrutar de una mágica companía.

Luego de hacer el aseo diario de mi cabaña salgo fuera y miro al cielo... Está comenzando a nublarse, pero aún no empieza a hacer frío. Aún así presiento que será un gran día y que al menos no me sentiré tan sola en este lugar, total, conque sólo una persona me venga a ver tengo para estar feliz durante todo el día.

Los minutos pasan lentamente, pero aún así no me preocupo por nada. La alegre música que sale de mi fiel radio a transistores y mi horno donde preparo unas ricas galletitas son una agradable compañía temporal.

* Desde la noche anterior un simple día de meditación se había convertido en un violento escenario donde solo un hombre quedó en pié tras el duelo de más de diez contra uno, y cierto fue que no eran humanos. Al menos esa noche pudo caer a descansar en cualquier lado del bosque para seguir al día siguiente... Así amaneció y extrañamente seguía con vida junto a los cuerpos enemigos que derribó disponiéndose a marcharse. Aquella escena estaba a unos kilómetros de una cabaña que emanaba una esencia extraña que mezclada con la vegetación del entorno hacían una mezcla atractiva. Tal y como un sabueso el hombre siguió el rastro que dejaba aquel local escondido.*

* Al estar a unos cuantos metros de llegar se veía su forma. Vestía con vendajes de cuero lacado en color negro en sus piernas y brazos casi enteros combinando con unos pantalones negros debajo de las correas y unas botas ligeras. Su torso casi descubierto solo vestía con un abrigo gris de ala larga sin mangas con una gran cruz grabada en la espalda y una capucha doblada en el cuello. Sus rasgos físicos denotaban un cuerpo delgado con formación muscular duramente entrenada con numerosas cicatrices antiguas y algunos razguños recientes. En su cara jovial habían salpicaduras de sangre todavía, sin embargo no era de él ni estaba herido en la cara. La mano diestra encerraba en su puño una cadena con dos extremos diferentes donde uno era una cuchilla curva y el otro una esfera metálica pequeña pero pesada... Aquel hombre descrito caminaba hacia la cabaña habitada.*

* De un momento a otro se encontró con una dama que estaba fuera del lugar y de inmediato se hizo oyente de la melodía que salía de aquel aparato electrónico pero sencillo. No le puso atención a la música sino a los ojos de la mujer que seguramente podía saber de algo.* -Buenos días. ¿Tendrá agua limpia o sabe donde puedo hallarla?- * Fue modesto y educado al dirigirse con la pregunta. Aún cuando su aspecto mostraba violencia y peligro sus palabras no sonaron así, sabía que podía obtener más de alguien con su respeto que con su miedo.*

Miré profundamente al chico recién llegado; no esperaba que llegara gente tan pronto, pero eso en el fondo me puso contenta. Noté que tenía el rostro manchado de sangre y algunos rasguños en el cuerpo y marcas de heridas antiguas las cuales podrían ser fáciles de reparar para mí.

A pesar de que me hablaba de manera educada, le noté cierta frialdad y seriedad en sus palabras, y su talante podía inspirar en una persona cualquiera una extraña mezcla de temor y respeto. Aún así yo estaba un poco acostumbrada a esas cosas (de hecho, ya había visto cosas aún más... "espeluznantes" hacía años), por lo que le dirigí una muy alegre sonrisa y felizmente le dije:

Por favor, tenga la amabilidad de pasar a mi cabaña. Podré limpiar su rostro manchado, curar fácilmente sus heridas y hallar merecido descanso en mi tienda.

Probablemente debía de ser un fuerte guerrero que pudo haberse enfrentado a las criaturas o a las pequeñas bandas de ladrones que frecuentan el bosque, por lo que no podía pensarlo dos veces antes de ofrecer posada a aquél hombre.

* Aún como venía había sido bien recibido por la mujer. Al parecer había encontrado alguien bondadoso en medio de aquel bosque de bestias, donde de él podía decirse era una más del montón. Había sido invitado a entrar y manteniendo la mirada en ella por unos segundos prosiguió a caminar hacia el interior de aquel techo que era un milagro para el que buscara curas. Su cuerpo no tenía heridas abiertas, solo manchas de sangre y algo de agotamiento por el combate y la meditación de cura.* -Necesitaré el agua.- * Se había detenido por un momento para decir aquello antes de pasar. Realmente tenía mucha sed pero de momento se dedicó a observar lo que había en el interior de aquella casa que servía como negocio... Bastante curiosa a su parecer.*