Después de la muerte II.

por Aradia Mar Mayo 17, 2011 7:18 pm

Habían caminado un largo trecho y ella seguía molesta, pareciese que estuviera cuidando de dos niños y ella se tratara de la niñera o la canguro o la nani o como quisiera que la llamasen. Estaba algo harta pero aunque sus fuerzas y su energía se restablecían su pecho seguía luchando para fastidiarla un rato más y seguir con aquellos agudos dolores en el corazón, provocándola que tosiera muy de vez en cuando, todavía.
Poco a poco, paso a paso, iban llegando hasta un lugar llano, claro por las columnas de luz de la luna que caían entre las copas de los árboles y se dejaban ver con mirada platina; dándole un toque del mismo color a su alrededor, así como arbustos y demás flora como parte de la fauna que se camuflaba a la espera de que la "bruja" desapareciera de su camino para asaltar a los extraños que iban cogidos de la mano.
Raíces enredadoras comenzaron a emerger del suelo, a orillas del camino que ellos pisaban, protegiéndolos de los carroñeros y carnívoros que miraban ansiosos; cerrando posibles entradas de emboscadas animales y de bestias.
Suspiró al sentir que se estaba ablandando, quizás por el dolor o quizás por la niña, o porque se estaba haciendo vieja... Pero el caso es que estaba guiándolos hacia su cabaña rural en mitad de la naturaleza de la noche. Aquel hogar suyo no lo había fabricado ella con sus propias manos, no... Sino que era un hogar abandonado y que había conseguido ella al limpiarlo y remodelarlo un poco a su manera. A simple vista, en mitad de la oscuridad, parecía haber salido de un cuento de terror, con la diferencia de que los árboles hallados en la redonda poseían hojas relucientes y llenas de vida.

Spoiler:

por **Mack Jones** Dom Mayo 22, 2011 9:47 am

Caminar... Caminar... Caminar... ¿Un largo trecho? Mas se hacia presente para la niña que les acompañaba, que al momento parecía estar muy cansada por el largo recorrido turístico que habían decidido tomar los dos adultos presentes en el lugar. Tanto que había recurrido a pedirle al joven que la cargara. Ya que no soportaba andar un poco mas. Mack amablemente no se negó a la petición de aquella niña. Así la carga en sus brazos y continua caminando con la joven a su lado para dirigirse a un lugar seguro donde pasar la noche. O quizás no. Mack parecía confiar en la mujer... Algo le hacia cambiar de opinión acerca de que ella era una mala persona por lo que había presenciado anteriormente con la niña. Parecía que ella también había cambiado de opinión. Pero decidió simplemente quedarse dormida en los brazos de Mack, que hacían lo que podían para brindarle un pequeño confort. Mack no pudo evitar el mirar a su acompañante y preguntarle de esta manera. Conoces algún lugar que nos pueda ayudar??? Pregunta mientras continua caminando con la joven. Observando luego extrañamente unas... Raíces??? Que parecían interponerse con los lugares preferidos de los depredadores para hacer emboscadas y distintos ataques en grupo. Con el fin de poder obtener un pedazo de estas personas que continuaban caminando.

por Aradia Jue Mayo 26, 2011 10:52 pm

Estaba malhumorada consigo misma, no conseguía saber por qué se había reblandecido de tal forma, y mucho menos cuando aquel dolor tan agudo apareció, tenía ganas de venganza, de matar incluso aunque lo odiara en rotundo... Esa sensación era horrible y parecía como si algo fuese a salir de ella, algo ajena a su cuerpo, como si su hermana... ¡No! ¡ella había desaparecido! Así pensó Aradia en sus adentros, mascullando ligeramente palabras o ruidos sin sentido chasqueando los dientes, repleta de rabia.
Ya tenía algo más de fuerzas como para haber guardado su bastón y dejar de apoyarse patéticamente en él, además ya habían llegado a aquella cabaña llena de musgo y hierba por encima, de madera mohosa pero raramente en buen estado, con olor a humedad; aun no sabía, aun no sabía... por qué ayudaba a aquellos dos. ¿Cómo un humano y una mocosa podrían haberla hecho cambiar de parecer?! ¡en la vida! Pero... Cuando miró de reojo hacia atrás y pudo ver a la niña cogida en brazos del humano aquel... Solo pudo sonreír levemente, sabiendo que aquel hecho la perjudicaría aun más, llenándola aun más de ira hacia si misma. Se puso su mano izquierda sobre su cara, ocultando con sus finos dedos los rasgos marcados en su rostro, los cuales reprimían emociones bastante intensas.
Yo... os cederé mi cabaña.
Dijo mediante un suspiro cansado y lleno de angustia. Se dio la vuelta y miró cabizbaja al humano.
SOLO... por esta noche. Al primer rayo de luz, tú y la niña desapareceréis de mi estancia, ¿entendido?
Sus palabras fueron frías y bastante secas, pero aun bajo toda esa capa dura existía un corazoncito de oro que ayudaba a los más necesitados. Una lucha entre ella y ella misma que no parecía terminar nunca; e incluso era peor la cura que la enfermedad, pues si aquellos dos no tenían ojo con ella lo mismo le daba un ataque de histeria e iba por la casa para matarlos. Pero no, no tenía planeado nada de eso; no por ahora.
Se giró nuevamente y abrió la puerta con una llave que escondía bajo sus sostén (?), haciéndolos pasar después de ella, la cual miraba todo con atención. Al menos su colección la tenía guardada en una de las puertas cerradas, abajo en un sótano escondite que poseía la casa. Al fin las habitaciones que tenía de la familia que hubiese vivido antes allí iban a ser de utilidad, pues ni si quiera las había tocado. Se dirigió al frente y abrió una de ellas, teniendo polvo incluso en la puerta; abierta ésta se mostró un cuarto no muy sucio, con enredaderas metiéndose por rendijas que había entre madera y madera, donde a veces entraba la luz del día y de la luna de la noche.
Esto... Podéis quedaros aquí.
Luego ella se dirigió a la cocina donde cogió una manzana. La lavó en agua y la miró con ira, pensando en si comerla o destruírla con fuerza bruta con su mano.

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