Ohne Dich...

Hacia ya poco que la catástrofe cayó sobre la cabeza del joven Teil, como de un momento a otro, se encontraba totalmente solo, como todo lo que amaba lo había perdido, como desolado fue en busca de respuestas, pero para entenderlo mejor, os explicaré que pasó.

Era un frío día en una pequeña ciudad del norte de Alemania, la joven de cabellos rubios, llamada Helmet caminaba por las calles, con una vida creciendo en su interior, cuando, un hombre enmascarado la acecha, ella intenta huir, pero este es más rápido y le asesta varias puñaladas, robando el poco dinero que podía tener, los médicos no tardaron en llegar, pero era demasiado tarde, había fallecido, poco después, contactaron con su novio, un chico de cabellos azules y risa calmada, siempre alegre. Al escuchar lo que pasó Teil se quedó petrificado, estupefacto, no podía creer lo que acababa de ocurrir, del día a la noche, se había quedado sin prometida y sin hijo. Sus piernas fallaron, sus ojos se cerraron, un llanto silencioso inundaba la pequeña habitación, ¿que seria ahora de mi? se preguntaba ¿por que señor, por que? exclamaba sin cesar, por supuesto... sin respuesta alguna.

Pasó el tiempo, nada se sabía de el, se especuló que se había suicidado, otros que se había marchado, otros simplemente, que se había vuelto tarado, nada de eso, solo depresión y falta de alimentos, cortes por todo su cuerpo, hasta que al fin, llegó el momento. Tomó su mochila, a sus amigos llamó, todos emprendieron un viaje al son.

Toda Alemania recorrieron, en busca del todo, perdiendo nada, un día a los pies de una montaña se encontraron, donde en su pico estaba, la Cruz de los Olvidados. En sus pies se encontraba un riachuelo, de cual agua bebieron, antes de la marcha emprender.

Empezaron a subir, cada metro de escalada era mas complicado que el anterior, pero mas sencillo que el siguiente. en un momento de la escalda, la cuerda que sujetaba a Teil cedió, uno de sus compañeros intentó sujetarle, pero el peli azul solo sonrió y la mano soltó, cayendo al vacío, estampándose contra el suelo, aun con dicha sonrisa dibujada. Esa noche donde su compañero cayó todos acamparon, el doctor del grupo sus heridas revisó, con cara d preocupación a sus amigos volteo, negando con la cabeza, en signo de decepción.

A la mañana siguiente Teil insistió, en que la subida debía el terminar. Empezaron a seguir subiendo, con varios tropiezos por el de cabellos azulados, debido claro esta, a su lamentable estado y el enorme cansancio acumulado.

Pasaron las horas hasta que el primero de ellos vio por fin las nubes, quedando maravillado por aquellas vistas, luego, ayudó a subir al aun mas moribundo Teil, el cual pese a que sonreía, solo reflejaba tristeza. Cuando todos estuvieron en la cima el joven protagonista observo fijamente la cruz, antes de cerrar los ojos, para nunca jamas volverlos a abrir, sonriendo con felicidad, al encontrar la paz, que tanto anhelaba.