Un poco de tranquilidad

-Ah, que hermoso lugar- dije al llegar a un prado. Hacia un día perfecto y el lugar era maravilloso, por lo que me quedé bajo la sombra de un árbol al tiempo que corría una cálida brisa primaveral.

Todo estaba tranquilo.

Hacia tres días que estaba de viaje y aún me debían de faltar al menos dos días más para llegar a algún pueblo, por lo que esta seria la parada perfecta para tomarme un descanso.

Cerré los ojos y apenas unos minutos más tarde, sentí un fuerte estruendo no muy lejos de donde estaba.

-¿Qué fue eso?- me pregunté sentándome en el suelo, buscando con la mirada el lugar en donde se había producido aquel estruendo.

Andaba por el bosque tranquilamente, desde hacia ya mucho tiempo que no estaba en mi hábitat, era tan placentero estar en la naturaleza. Pero de pronto escuché un estruendo muy molesto que penetró en mis orejas y resonó en mi cabeza.

- Que a sido eso?

Me transformé en mi forma de lobo y empecé a correr a toda velocidad, pude oler a alguien a poca distancia de mi, seguí el aroma que desprendía esa persona. Al parecer era una mujer, su aroma era inconfundible.

Me coloqué a uno de sus lados, ella no sabía quien era yo, pero yo me posé a uno de sus lados sentado frente a un árbol. Le miré con cara extrañada. Tal vez fue ella la que hizo el estruendo ese, la seguiré.

El ruido había cesado y sólo se sentía en el aire un ligero olor a polvora quemada, la causante de todo este disturbio. Igual, no podía quedarme con la curiosidad de lo que había pasado, así que me dispuse a ir a averiguar qué había sucedido.

Iba caminando cuando pude notar que alguien me seguía. No era humano, por lo que tenía que estar preparada para lo que sea. Puse mi mano en mi cintura, preparandome para desenvainar mi kodachi si fuera necesario y volteé mirando hacia un árbol bastante alto.

-Sé que me sigues. Ahora, muestrate- dije segura, esperando que apareciera aquel ser.

La mujer me encontró con facilidad, al parecer no era humana, parecía inquieta y dispuesta a atacarme hasta matarme. Me destransformé rápidamente y mostré mi forma humana.

- Tranquila tranquila, no tengo intención de atacar.

Miré a la chica fijamente con cara de tranquilidad.

- No pretendía molestarte, solo quería saber de donde provenía el estruendo, creía que habías sido tu.

Después de mostrarme tal y como era a la chica, me volví a transformar en lobo, era de noche y no me gustaba que la gente me viera en mi forma humana.

Apareció un joven frente a mí, intentando tranquilizarme para que no lo atacara. No parecía tener malas intenciones por lo que dejé mi kodachi. Por ahora, no iba a tener que utilizarla.

Moví mis orejas un poco extrañada al oirlo decir que era yo la que había causado la explosión. Hice mi cabello hacia atrás y hablé.

-No, no fui yo. De hecho, me dirgía a investigar qué sucedía. Este es un lugar muy tranquilo para que sucedan cosas como esas- dije manteniendome seria, pero cuando él termínó de hablar se transformó en un lobo. Me sroprendí un poco, ya que nunca había visto a uno transformarse así.

-¿Eres un hombre lobo?- pregunté algo sorprendida, poniendome de cuclillas mientras lo miraba.

La mujer parecía buena, dada su actitud detecte que ella no pudo ser, parecía alegre y amable, además de que después de que yo acabara de hablar me afirmó que ella no había provocado ese estruendo.

Me preguntó si yo era un hombre lobo, estaba muy extrañada, parecía que nunca hubiera visto a uno, a lo que se arrodillo frente a mi mi empezó a mirarme como si fuera algo de otro mundo. Mi aspecto es como el de un lobo, la gente normal no podría diferenciarme.

- Si, soy un hombre lobo, nací en el mundo de los humanos, en unas tierras muy frías que se llaman Alaska. Además de que también e crecido allí.

Después de hablar sobre mi un poco decidí presentarme, parecía buena persona y no creía que pudiera atacarme así por que si.

- Soy Seiza. Si es cierto que soy un hombre lobo, pero no es como en las películas que voy matando a gente y comiéndomela. Si es cierto que solo como carne, pero no mato a gente para comer. Además podrás observar que mi apariencia no es como mitad hombre mitad lobo, soy un lobo completo, no somos tan feos como nos pintan. Y tu? Como sabías que no era un lobo del bosque?

Pregunté algo extrañado.

Me quedé mirandolo mientras él me hablaba. Apoyé mis brazos sobre mis rodillas mientras él continuaba explicandome dónde nació.

-Pues, para ser sincera, es la primera vez que veo a un hombre lobo, que yo recuerde- dije pensando que quizá en mi pasado me había cruzado con alguno, pero no podía asegurar nada. Mi pasado era un misterio para mí.

Suspiré.

-Soy Kanu Hajime- dije presentandome con una sonrisa al oírlo hablar sobre su naturaleza -pues, me imagino que no debe ser así. Los humanos exageran mucho con aquellos seres que son distintos a ellos- añadí sonriente. Luego me preguntó cómo descubrí que no era un animal salvaje.

Sonreí.

-Pues, fue un presentimiento, tengo olfato para esas cosas- dije con orgullo moviendo mis orejas nuevamente -además, un lobo común no me hubiese seguido, por el contrario, se habría alejado de mi. Los animales salvajes no se acercan a los humanos, ni si quiera a aquellos que comparten rasgos humanos si no es para cazar, y tú no tenías intenciones de cazar.

Miré a la chica nuevamente, que me explicaba como me había descubierto. Lo que decía tenía mucho sentido, ningún animal se acercaría por que si, a no ser que estuviera cazando.

Me fijé en que la mujer tenía unas orejas como las mías, pero ella parecía humana y se le veían las orejas.

- Esas orejas? Tu también eres un Licántropo? Nunca había visto un Licántropo con orejas en su forma humana.

Olisqueé un poco sus orejas pasando mi hocico por ellas, no olían como los demás lobos, después de eso supe que no era uno de ellos. Que sería entonces? Era bastante extraño, pero esas orejas hacían que la mujer pareciera mas atractiva.

- Por cierto, Encantado Kanu.

Seiza se quedó viendome unos segundos y luego olfateó mis orejas, habiendome confundido en apariencia con un licantropo.
Sonreí y le explique sobre mi verdadera naturaleza.

-No, no soy un licantropo- respondí negando con la cabeza -Soy una kitsune, conocidos como los zorros mágicos del bosque. Por eso es que cuando estoy en mi forma humana, mis orejas y mi cola siguen siendo las de un zorro- dije sonriente -o al menos, eso es lo que sé. Aún no estoy segura de muchas cosas sobre mí -dije intentando mantener mi sonrisa.

Ante al asombro que me produjo la respuesta de Kanu, volteé un poco la cabeza hacia el lado izquierdo, en símbolo de sorpresa. Si es verdad que había visto las orejitas, pero la cola me sorprendió, pero supongo que ella estaba mas sorprendida por mi, ami ella me parecía extraña y yo a ella igual.

- Oh oh, ya veo.Debe ser difícil huir de alguien sin poder esconder que eres kitsune, eres muy reconocible. A pesar de que yo no sabía que eras y no ver que tenías cola.

Aun estaba sorprendido por como la chica me reconoció en pocos segundos, pero igualmente todo había salido bien, excepto el echo de que no sabía que hacía aquí. Estaba tranquilamente en Alaska cuando de pronto aparecí en este lugar tan caluroso, era una temperatura muy alta para mi, estaba acostumbrado a temperaturas mucho mas bajas.

Al parecer, Seiza tampoco se había topado hasta ahora con una kitsune, al ver con sorpresa mis orejas y mi cola.

-Pues, es un tanto díficil si se trata de cazadores. En cuanto a los humanos normales, sólo miran de manera extraña -y miré de lado -igual, no me molesta. Mientras no me causen problemas- y sonreí, pero luego sentí la presencia de varias personas y me puse alerta al sentir que se acercaban varias personas. El ruido de las pisadas no se oía desde muy lejos, quizá, eran ellos los que habían causado los disturbios en el bosque.

-Hay que esconderse- le dije a Seiza poniendome de pie -rápido, al árbol- dije saltando sobre una de sus ramas y adentrandome en la copa frondosa del mismo, esperando que Seiza me siguiera. No podíamos atacar si no sabíamos con quién nos enfrentabamos.

Seiza, escuchó ruidos de entre los arbustos, pero Kanu los escuchó antes, fue muy atenta, Seiza estaba despistado y no se había dado cuenta.

Kanu salto a la copa de un árbol, Seiza aun en su forma de lobo saltó hacia arriba y se sentó junto a ella.

- Quienes pueden ser?

Seiza mira a Kanu sorprendido, al olisquear pudo darse cuenta de que no era uno, si no varios. Quien o que sería?

- No me gustaría atacar a nadie si es posible.

Seiza me siguió y los hombres no tardaron en aparecer, aunque Seiza me dijo que prefería no tener que atacar a nadie. Me agradaba bastante, aunque si nos descubrían, yo sí estaba dispuesta a pelear.

-Eres todo un pacífista para ser un licántropo- dije con una sonrisa mientras me mantenía atenta a lo que pasaba abajo. Logré ver a cuatro hombres, completamente armados, parecían que venían de caza, por la vestimenta y el tipo de armas que traían, pero si nos manteniamos allí arriba, con algo de suerte, no iban a notar nuestra presencia allí.