El custodio custodiado

En las amplias calles de Treno, en la interminable noche de la ciudad... En una enorme casa con apariencia de palacio, sobre la alta torre del frente, una Neko de 19 años mira por la ventana con ansias de escapar. Necesita un poco de niebla, lejos de ese encierro, algo que no sea tan monótono en su vida. Cuidando de ella con la ganancia de seguir despierto, un hombre no mucho mayor que ella, cuyo pelo, ojos y piel son pálidos cual nevada eterna, descansa en la escalinata principal del castillo, esperando que algo recompense el no perderse en ese sueño-castigo. Mira agobiado desde la altura, la cantidad increíble de cambios que, mientras él yacía dormido por años, la raza de los mundos iba evolucionando. La ciudad no parecía mucho más diferente, las mismas casas antiguas de los nobles, los mismos toldos sucios de los pobres, asaltos y muertes por doquier, así como las apuestas siempre presentes. Treno es la ciudad que no duerme, el lugar equivocado para el peli-blanco, cuyo destino otorgado por los Ángeles fue dormir, dormir y nunca más cometer atrocidades. Se había dicho de él, en un tiempo pasado, que la oscuridad lo había dominado. Por eso había sido castigado, él y la familia que lo custodiaba. Pero ahora era él el custodio, y a quien guardaba no era ni más ni menos que aquella joven Neko, la hija de la nobleza a la cual nunca había querido pertenecer. No todos obtienen lo que quieren, ni tampoco todos quieren lo que obtienen. Éste era un caso de aquello: la custodiada quería ser libre y aventurera, y su apellido le prohibía serlo. La custodiada podía tener todo el oro que deseara, pero ella no lo deseaba.

Algo ocurriría aquella noche negra, como es todo el tiempo en Treno. Alguien sacaría al custodio custodiado y a su custodiada, de la prisión que lo mantenía a él, y la monotonía que la mantenía a ella. Alguien interrumpirá su actual historia, para meterlos en una nueva historia, una historia llena de peligros y aventuras: la historia de La Invasión de la Oscuridad.

Entre la niebla de aquel contiente, si bien no estaba ahi para asesinar, alguien le habia pagado para robarle uns joyas a una "familia maldita" las cuales habian pertenecido en el pasado a un apostador y las habia perdido. El continente de la niebla era el lugar de su contratante y Treno el lugar a donde iria.

Se adentro a la casa, pero algo estaba mal, aquel castillo estaba poco vijilado...y al buscar aquellas joyas no habia enocntrado nada. Guiada por su olfato encontro un lugar donde habia mas como ella, asi que siguiendo el rastro se topo con un guardia o algo aprecido en la escalinata principal, asi que con su pistola anesteciante, pero eso tal vez era malo, si alguien ams entraba y tenia malas intenciones matarian al hombre, asi que hizo una bolita de fuego y la lanzo de largo, cosa que funciono, aquel hombre se lebanto y corrio tras aquel señuelo, y ella aprovecho para subir las escaleras y abrio lentamente la puerta de aquella habitacion, mientras observaba dentro de ella, esperando ver algo que valiera la pena su viaje hasta dicho lugar.

Pero solo encontro una chica y un hombre...que demonios?...asi que abrio la puerta completamente y la cerro, entendiendo que joya era esa de la que hablaba su jefe, era mas k nada, la chica, ahora entendia muchas cosas, asi que suspiro y miro a ambos jovenees- puedo saber por que estan encerrados?, si no me ekiboco tu eres hija de los dueños del castillo...por que te tienen bajo vijilancia?- menciono mientras sacaba el contrato y lo rompia en mil pedazos, era ladrona pero no secuestraria a una joven