Solitaria...

Al materializarme en este mundo, observé mi alrededor. Envuelta por bosques de gran belleza simplemente caminé con paso firme, siguiendo en la búsqueda de mis compañeros o tal vez de un punto de orientación. Tras media hora de tal camino localizé un pueblecito situado entre árboles. Me adentré en él, caminando con elegancia y observando mi alrededor. La capa, entreabierta, no dejaba ver el revólver colgado de la cintura y me bajé la capucha al sentirme más cómoda en el lugar.

-Nee...¿Y ahora?...


off: ropa

Spoiler:

De vez en cuando me enviaban a vigilar ciertos pueblos bastante curiosos. Hoy era un día normal... no había nada raro. Mientra patrullaba por la ciudad en busca de Hollows noté un reiatsu muy singular. No era maligno, al contrario, transmitía paz y tranquilidad. pero era muy inestable.
Usé Shunpo para alcanzar al dueño/a de ese reiatsu. Fue un abrir y cerrar de ojos, era una chica, parecía perdida. Me acerqué a ella cuidadosamente, seguramente no podría verme, estaba en forma shinigami así que no tenia de que preocuparme.
De pronto la chica se me quedó mirando fijamente, me moví hacia la derecha para comprobar si había sido una casualidad, pero no, me seguía con la mirada.

- ¿Tu... puedes verme? -Pregunté muy extrañada. No era la primera humana que podía ver shinigamis, pero era muy poco frecuente encontrarte con uno.
Sin embargo ella no parecía extrañarse lo más mínimo de mis ropas y de mi zampakuto, al contrario, su mirada se tranquilizó y caminó hacia a mi de forma tranquila pero inquieta.

Al ver a una chica de curiosas ropas materializarse, me sorprendí aunque no lo dejase entrever. La observé deliveradamente, pues ella también lo hacia en mí, sus ropas me recordaron a Tókyo, la dimensión de Kurogane, así que simplemente sonreí con dulzura y me acerqué a ella al escuchar su pregunta. Asentí con la cabeza, cerrando los ojos para concentrarme en su presencia,con la ayuda de mi visión de lo oculto, volví a abrirlos sin desdibujar una sonrisa de mis labios.

-¿Una shinigami, tal vez?

Sonreí divertida ante su cuestionario. Hize una ligera reverencia de cortesía diciendo con voz moderada:

-Ohayo, mi nombre es Sakura, vengo de otra dimensión y soy una... Humana...Con cierto poder.

Al alzar la mirada hacia ella, clavando mis ojos penetrantes en los suyos,destilando paz y tranquilidad, pero sin dar demasiados datos personales.

Ensombrecí ligeramente el rostro, para después dibujar una sonrisa en los labios,de forma cordial.

-Busco... A una persona muy importante para mí... Pero creo que tampoco está en este mundo...

Dejé ir un suspiro de resignación, para volver a alzar la mirada, a nuestro alrededor. La calle estaba desierta, cerré mi capa desde dentro, situando una mano enel revólver por si un caso.

-¿Quieres que vayamos a conversar a un sitio más....adecuado?

Le pregunté dando a entender que no parecía seguro el lugar y que buscásemos comodidad, sosteniendo una sonrisa inperturbable.

Sorprendida, adopté una postura mas natural. Aunque estubiera sonriendo se podia ver cosas completamente distintas en sus ojos.

-Claro... donde tu digas, por lo que veo tu tambien puedes saber si hay "malas" convivencias cerca o no. La verdad esque ahora me siento mas curiosa hacia a ti. Con mucho gusto hablaré contigo.

Alargué la mano libre, cogiéndole del brazo y apartando mi mano del revólver para chasquear los dedos, con los ojos cerrados. Una aura nos envolvió de manera acogedora, cegando nuestra vista, hasta que al fin aparecimos en una rama de un árbol cercano a la ciudad, lejos de cualquier mirada indiscreta. Me senté en la rama, con los pies colgando a la vez que la dejaba ir. Observé a Rukia con tranquilidad, destilando paz.

-Kuchiki-san, creo que tienes ciertas preguntas demo, déjame a mi primera a poder ser. ¿Tú notas... la presencia de un mago en este mundo?


Hablé con cierto tono de preocupación, pero ya sabía la respuesta negativa aunque tuviese una esperanza ínfima.

Apoyé una mano en mi pecho, con el puño cerrado y conla mirada nuevamente decidida.

-Busco a mis compañeros, digamos que sin quererlo nos hemos separado...

Giré el rostro hacia la chica, analizándola detenidamente y con el rostro decidido pero no intimidatorio, encurbé las comisuras de los labios, sonriendo con delicadeza, para volver a ponerme en pie.

-Es...una situacón delicada la verdad, encima no me gustan las armas de fuego...

Le mostré el revólver, bastante eficaz cuando se trataba de reflejos rápidos pues aun me costaba un poco dominar la magia, pero seguia siendo un arma casi mortal de la cual no me enorgullecía.